miércoles, 20 de enero de 2016

Estampas de Castilla: La Fortaleza de Gormaz, símbolo de la Castilla más mora



LA FORTALEZA DE GORMAZ



LA MURALLA










Hoy les propongo que echemos un vistazo a nuestra Castilla más mora, demasiado olvidada, o mejor dicho, desconocida. Y para ello nada mejor que una visita a la alcazaba de Gormaz, una enorme construcción que está considerada la más grande, de entre las musulmanas, en territorio europeo, con más de un kilómetro de recinto amurallado. Tuvo que ser así de desmesurada la fortaleza ya que aquellas gentes cristianas y musulmanas no se andaban con chiquitas a la hora de dominar la frontera que fue el río Duero para esos reinos hace más de mil años.

Pero hay algo más en lo que es insuperable, y es que la bella panorámica que se puede contemplar desde sus muros del río Duero, de su vega y ribera, sus sotos y tierras de labor, no tiene parangón, máxime en otoño, cuando no queda un ocre ni un amarillo que quede fuera de la paleta de colores.
LA PUERTA CALIFAL

Y si les ha gustado la vista que regala intramuros la puerta califal, adjunto esta otra vista extramuros, que aún es más interesante y hermosa, desde este estupendo balcón que se hizo construir aquel príncipe moro.




Desde luego que el arco de herradura nos ejerce ya en sí una atracción visual enorme, quizás por su exoticismo y evocación orientalizante y, en todo caso, por ser más airoso que el austero arco de medio punto medieval omnipresente en la cristiandad. Pero esta puerta, paso principal de acceso al fuerte, es aún más bella con la duplicación de los dos arcos; el exterior más grande; el interior más chico. Entre ambos dejaron una buhadera, un vano para poder defenderse de los asedios desde donde podían lanzar flechas y otros proyectiles sin ser hostigados por el atacante. Tal recurso militar fue muy utilizado, tanto en castillos moros como en los cristianos, por todas aquellas gentes guerreras.

El elegante arco exterior está enmarcado por una cenefa que en arquitectura llaman alfiz, y que en otros edificios suntuosos andalusíes aprovechaban para decorarlo con motivos geométricos o con textos en escritura árabe, casi siempre versos coránicos, pero aquí nunca los hubo; seguramente aquellos recios soldados no estaban para poesías ni sutilezas.

Mil y cien años después de su factura, aún se luce con orgullo, altivez y pinturería, sabiendo que por su regazo han pasado gente ilustre como fueron el general Galib, quien levantó el fuerte siguiendo el mandato de su señor, el Califa cordobés; o el temido guerrero Almanzor, o decenios después Rodríguez de Vivar -El Cid-, que también fue señor del sitio.
Esta soberbia fortaleza, de haberse conservado en mejor estado, seguro que hubiera sido un monumento tan principal como la mezquita cordobesa pero, aun su estado casi ruinoso, la fortaleza no pierde un ápice de fascinante, y a Castilla la hace un poco más moruna. 

3 comentarios:

  1. Bello relato al que se acompaña con unas "estampas" que desde luego lo enriquecen todavía más.
    Se agradecen estos microrrelatos, que sin ser demasiado extensos, hacen viajar a la imaginación en el tiempo y permiten desconectar de este acelerado mundo...

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  2. Me has inaugurado el casillero de comentarios... Y no veas la ilu que me ha hecho... Gracias, buena amiga. A ver si soy capaz de merecer más....

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