sábado, 17 de septiembre de 2016

La arquitectura tradicional



LA ARQUITECTURA TRADICIONAL





Estampas montañesas

Siempre he pensado que las muestras de arquitectura tradicional (llamada así porque hubo que poner un nombre resultón y rimbombante a lo que fue la mera construcción de casas tal y como pudieron hacer nuestros tatarabuelos, con lo poco que tenían a mano, y con los conocimientos rudimentarios que llegaron a poseer) es a mi entender como una hermosa acuarela.

Ese mosaico de diferentes materiales, colores, texturas y formas, con todos sus defectos en la manufactura y otros tantos en el acabado, es un deleite para los sentidos, o para la vista, más bien. Lo que más me sorprende, quizás, es que para aquellas gentes la simetría de las partes del hogar, tal y como impera en la arquitectura actual, les traía al pairo.

Construyeron así sin atender más criterio que el de la necesidad que tenían de los diferentes habitáculos según los cometidos para los que iban destinados, e iban resolviendo los problemas en su fábrica sobre la marcha, de ahí la miscelánea de hechuras. Para ello siguieron el modo estético de las viviendas de sus convecinos, que acaso era el único que conocían y, por tanto, forjaron unos tras otros un uso y gusto comarcanos. Nuestros antepasados compusieron sin quererlo su propia, bella y original creación artística.

miércoles, 7 de septiembre de 2016

El Chiborra


EL CHIBORRA


Y hoy les invito a ver esta foto, siguiendo con el tema de las danzas rituales que aún se conservan en nuestros pueblos.

Esta fotografía de los años 50 retrata a un chiborra, personaje importantísimo en la danza, pues es quien la dirije, organiza los ensayos, enmienda la plana al danzante que mete el palo a descompás y abre camino a la comitiva entre la concurrencia los días de fiesta, que es cuando cobra mayor esplendor. 

La estampa se las trae..., al menos para los que nos gusta escudriñar y averiguar todo el acontecimiento. Y a veces me ha provocado una abstracción total durante minutos.


El chiborra ataviado con su disfraz multicolor, casi carnavalesco o, mejor dicho, diablesco, posa orgulloso y varonil ante el fotógrafo enviado a Cisneros desde El Foro por algún noticiero costumbrista de la época, en cuyos almanaques aparecieron publicadas y descritas las tradiciones más genuinas de España. Para acentuar ese carácter, el chiborra porta una careta burlesca y se apoya con decisión y ademán de mando en una vara rematada con un pellejo para azotar a los chiguitos incordiantes durante la procesión.

El fotógrafo podía haberse conformado con una visión somera de su aspecto estrafalario, pero optó por dignificarle y acertó con un inspirado picado de abajo a arriba para realzar la figura del chiborra y la importancia de su cargo, y para ello le otorga todo el primer plano. La iglesia queda bellamente difuminada en un segundo plano. Mientras un viandante vestido de gala, como es de rigor los días de fiesta, pasea indolente por la desierta y polvorienta calle, el cura fisgón, apostado en el atrio, no pierde detalle del suceso ya que nada de lo que acaece en el pueblo se le escapa al escrutinio de su ojo avizor.


Estampas de Tierra de Campos: "La danza"



LA DANZA



El 8 de septiembre se conmemora el nacimiento de la virgen María y en multitud de pueblos de España aún se celebra con danzas y paloteos ancestrales como en el pueblo de Cisneros.

Tradiciones cuyos orígenes se pierden en la noche de los tiempos y que en ciertos momentos reviven con brío para hacernos recordar nuestro pasado . Y es que oír restallar los vigorosos palos entre sí no deja de trasportarnos, quizás, a las danzas guerreras que nuestros antepasados alguna vez ejecutaron.

martes, 6 de septiembre de 2016

Estampas de Tierra de Campos: El Vítor de Mayorga


EL VÍTOR DE MAYORGA





























Todas las noches de los veintisiete de septiembre se celebra en Mayorga la procesión del Vítor. Y aunque tengo vistas muchas, a fe que esta es la más insólita de cuantas conozco.

Santo Toribio de Mogrovejo fue obispo de Lima, en el Perú, allá por el mil setecientos y pico. Cuando sus reliquias vinieron a su pueblo natal sus paisanos las recibieron con gran gozo y las llevaron en procesión por las calles del pueblo portando teas y antorchas para alumbrarse en la noche cerrada.

Y aquel suceso se convirtió en tradición hasta nuestros días. Los mayorganos procesionan a su santo patrón, representado en el VÍTOR, como doctorando por Salamanca que fue, y así reza en el estandarte. Cientos de corambres u odres en llamas, pendidas de largos varales y pértigas, alumbran la comitiva que avanza pesadamente entre los goterones de pez ardiente que esculla por los harapientos gabanes y sombrerones de los procesionarios y el pestilente olor del humo del alquitrán recién fundido.

La visión del grandioso espectáculo no deja más que evocarme aquellos akelarres perdidos en la noche de los tiempos.