EL VÍTOR DE MAYORGA
Todas las noches de los veintisiete de septiembre se celebra en Mayorga la procesión del Vítor. Y aunque tengo vistas muchas, a fe que esta es la más insólita de cuantas conozco.
Santo Toribio de Mogrovejo fue obispo de Lima, en el Perú, allá por el mil setecientos y pico. Cuando sus reliquias vinieron a su pueblo natal sus paisanos las recibieron con gran gozo y las llevaron en procesión por las calles del pueblo portando teas y antorchas para alumbrarse en la noche cerrada.
Y aquel suceso se convirtió en tradición hasta nuestros días. Los mayorganos procesionan a su santo patrón, representado en el VÍTOR, como doctorando por Salamanca que fue, y así reza en el estandarte. Cientos de corambres u odres en llamas, pendidas de largos varales y pértigas, alumbran la comitiva que avanza pesadamente entre los goterones de pez ardiente que esculla por los harapientos gabanes y sombrerones de los procesionarios y el pestilente olor del humo del alquitrán recién fundido.
La visión del grandioso espectáculo no deja más que evocarme aquellos akelarres perdidos en la noche de los tiempos.
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