martes, 19 de enero de 2016

El puente de Ariza


EL PUENTE DE ARIZA






           Hoy les presento esta imagen del puente de Ariza que recientemente he visitado, y su contemplación me ha causado hondo dolor y ahora les explico el por qué.

          Este soberbio puente del siglo XVI, obra de Andrés de Vandelvira, un excelso arquitecto renacentista, se construyó sobre el río Guadalimar para facilitar el tránsito desde Úbeda y su comarca, en la zona septentrional de Andalucía, a las regiones manchega y valenciana. Es un bellísimo puente fabricado con sillería de piedra arenisca, consta de cinco ojos y el central y principal tiene un paso de luz de 31 metros, todo un reto arquitectónico. El acabado fue perfecto e incluso aquel arquitecto lo quiso engalanar con un ribete que, a modo de orla, va circundando cada uno de sus ojos.


          Pues bien, recientemente, y no hablo de la época de Primo de Rivera ni de la de Franco, cuando se construyeron la mayoría de los pantanos españoles, y que muchas veces anegaron inmisericordemente mucho pueblos, si no en el cercano año 1998, cuando entró en funcionamiento el embalse de Giribaile y con él quedó sumergido perpetuamente el puente de Ariza, salvo en largos períodos de sequía cuando el agua embalsada se encuentra en cotas mínimas como este invierno en el que asoma entero. Parece ser que hubo partida presupuestaria para todas las contingencias de la nueva obra menos para rescatar del ahogo al vetusto puente.



          Y es que, amigas mías, así nos las gastamos en España. Los administradores culturales de lo público solo gustan de la construcción de grandes infraestructuras en forma de museos, centros de interpretación, palacios de congresos, auditorios,... en un alarde de catetismo al guiarse por criterios meramente económicos, supeditando las inversiones al interés turístico; es decir, solo merece la pena atender el patrimonio cultural que atrae afluencia turística. Y así nos va... Por el suelo patrio están esparcidos centenares de edificios históricos, iglesias, monasterios, castillos, puentes, etc. desmoronándose a cachos. La desidia y apatía de la ciudadanía hace el resto.

           Dentro de pocas semanas, tras las primeras nieves y posteriores lluvias, aumentará el nivel del embalse y poco a poco el puente de Ariza volverà a sumergirse hasta quedar totalmente inmerso hasta el próximo estío. Y mientras tanto, los prebostes municipales y regionales seguirán pelando la pava en busca de una solución para salvarlo del ahogo y que nunca acaba de llegar. Sin duda dentro de pocos años el puente cederá y se arruinará definitivamente para lamento de todos los que en sus manos hubo la solución y que por omisión ignominiosa nada hicieron.

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