martes, 19 de enero de 2016

Estampas de Castilla: el acueducto de Segovia


EL ACUEDUCTO DE SEGOVIA






          Veo y reveo mil veces el acueducto de Segovia y me sigue produciendo la misma admiración que el primer día que lo conocí, y que no soy capaz de recordar cuándo fue...
Quizás fueron unas fotos de mi padre, en su época de mozo, montado en una vespa y posando gallardo a los pies del acueducto, allá por los años sesenta, ya que le tocó la mili en esa ciudad, y allí estuvo de instructor en Artillería. Pero personalmente no consigo recordar la primera vez que lo visité.

          Digo que admiración y perturbación también, por qué no... Y ello debido a mi incomprensión de cómo aquella gente romana pudo acometer tan ciclopea obra más que para abastecer un acuertalamiento y un puñado de casas cuyos moradores se empeñaron en habitar la zona alta de la ciudad, ahora ocupada por el Alcázar. Muy importantes tuvieron que ser esas personas para justificar tanta tesón en aras de que no les faltara una gota de agua, desde luego.


          Y con ese fin se afanaron los constructores para labrar y mover miles de toneladas de sillares de roca gneis y granito. Enormes grúas, poleas, rampas, andamios....-Por no mentar la cantidad de esforzados obreros que hubieron de emplearse-, se dispusieron en el desaforado empeño. Pero el orgulloso y altivo pueblo romano no se achantaba fácilmente y nunca veía obstáculos si no soluciones. Veinte mil piezas componen ese puzle, armado sin argamasa alguna que las uniese, para traer el agua desde la sierra por una cacera que soporta los arcos, y atenuaron su velocidad suavizando la pendiente a lo largo de sus quince kilómetros de longitud.

          Se dice que aquellos arquitectos no conocían la teoría de los vasos comunicantes, ya que de ser así, con haberse dotado de una tubería cerrada para que el agua sifonara y remontara la cota, hubieran salvado la gran vaguada, que es donde el acueducto se presenta más alto y monumental, y se hubieran evitado tal ingente labor.
Pero tal conjetura no es cierta. Ellos lo conocieron de sobra ya que desarrollaron unos formidables conocimientos de hidráulica. Lo que no consiguieron encontrar fue un material idóneo y abundante con qué montar las cañerías, y aun más, un pegamento con qué soldar las juntas y hacerlas estancas para soportar grandes presiones.

          Y digo yo, que bendito sea el que no acertaran con la solución, por que no hubiéramos podido solazarnos con esta prodigiosa maravilla, monumento principal de la Humanidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario