jueves, 20 de octubre de 2016

Palomares en la arenisca


Palomares de Herce (La Rioja)






Cuando se recorre las riberas de los ríos Iregua o Cidacos, e incluso los alrededores de sus poblaciones más importantes, como son Nájera o Arnedo, el viajero observador advertirá que las paredes de arenisca que envuelven tales ríos y ciudades, están taladradas para organizar decenas de columbarios, los nichos donde crían los pichones.


Esto no es nuevo ya que nuestros antepasados se las ingeniaron muy bien para que los palominos no faltaran en la mesa. He visto todo tipo de palomares, pero éstos de La Rioja ciertamente son los que más me han sorprendido por insólitos. Me pregunto: - ¿Cómo pudieron acceder a los mismos? Ciertamente es imposible salvo descolgándose con cuerda desde arriba, y en todo caso, esa empresa no es nada fácil sin conocimientos de encordamiento.







Sin duda lo que vemos actualmente son los vestigios de antiguas construcciones más completas que llenaron tales farallones de cuevas, escalas y rampas por donde transitar. Pero la roca arenisca es fácilmente derruible y sucumbe fácilmente a los efectos de la erosión.
Estos columbarios (en la comarca que forma la hoya de Arnedo reciben el enigmático nombre de "Farmacias de los moros") son el último y moderno uso que han tenido tales habitáculos, pero parece ser que en sus inicios fueron cenobios y eremitorios siguiendo la moda de recogimiento que emplearon aquellos primeros ascetas. Tal vez, incluso, en aquella época paleocristiana, muchas hornacinas que aún se ven fueron relicarios.
En todo caso les animo a descubrir los muchos misterios que encierra la dorada arenisca y a admirar la belleza de formas y del paisaje rupestre resultante de la erosión y de la intervención humana.

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